Montaña Rusa de Sensaciones

Recordé que Julieta no se podía parar y fui a visitarla. Ahí estaba un tal Néstor. Lo saludé y luego desapareció. Me senté junto a ella y la abracé. No dije nada. Ahí me quedé un rato. Después me contó a detalle como había sucedido todo el asunto de Homero descubriéndola, la tacha perdida y su estado actual mental y físico. Le dije que ahora si la comprendía. Le dije que ahora si podía decírselo de nuevo. Con tachas o sin tachas yo te... Calla Pablo!! dijo. Al tiempo que desviaba la mirada. La besé en los cabellos mientras ella me preguntaba porque lo hacía. Le respondí. Porque me dieron ganas. Recuerda que somos amigos dijo ella.
Efervecencia en mi cabeza. Éxtasis.

Ahí permanecí durante un largo rato. Luego llegó un sujeto gracioso de nombre Choche. El tipo venía a comprar tachas, pero su ración era la que supuestamente se había perdido. Después de un momento Julieta recordó que no había buscado bien en el interior de su bolso. Voila!. La pastilla estaba ahí. Negocio redondo y todos felices. Yo fui al baño.

Era como subir y bajar en una montaña rusa. Primero me daban ganas de bailar, luego de tomar mucha agua, luego de sentarme y dejarme llevar por la droga. Después ir al baño. Y así ocurrió cerca de 5 veces en dos horas.

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